martes, 12 de marzo de 2013

Chiang Mai, Tailandia

Llegamos a Chiang Mai con dos ideas: descubrir una de las ciudades más antiguas e interesantes de Tailandia y dar con la escuela donde Maca iba a hacer su tan ansiado curso de hierbas medicinales.
El curso duraba 7 días, por lo que iba a tener tiempo de salir a turistear solo por un buen rato, tremendo desafío luego de meses viviendo con la entusiasta, planificadora y energética Hedonista, pero habiendo aprendido ya varias de sus tácticas y volviendo a mi estilo más improvisado de turistear andando en bici sin saber bien hacia dónde, me tenía fé en esta ciudad que sólo en el casco viejo tiene más de 300 templos, además de bares, comidas típicas y actividades por montones…

North Gate Jazz Club. Las Jam de los martes son un hit!
Chiang Mai es una ciudad pequeñita, y la ciudad vieja (el casco histórico y céntrico), aún más. Está
 cercada por un fosa (con pescados y guarenes milenarios) y aún quedan algunos trozos del muro que le sucedía para proteger la antigua ciudad, capital del imperio en el siglo XII. Es un cuadrado perfecto que por dentro se amolda entre diagonales, callecitas, pequeñas avenidas y pasajes de un par de metros, todos transitables, todos con algún secreto, un pequeño templo, restos de pagodas, muros antiguos… en fin, es un cuadrado con 700 años de historia de la que aún sobreviven restos que se le salen a borbotones.
Lo que pasa al otro lado de la fosa es otro cuento, si bien conserva la modestia y sencillez de la ciudad vieja en términos de construcción y estilo, asoman ya edificios de hoteles bien elevados y algunas pantallas luminosas invitando a comprar, comer , masajearse y tomar (a veces por separado, a veces al mismo tiempo).

En los 10 días que pasamos en Chiang Mai pudimos recorrer templos dentro y fuera de la ciudad (hay un templo, el Doi Sutep a 1400mts de altura, en una montaña frente a la ciudad con un buen mirador), el Tiger Kingdom (que después de 10 minutos de pavor se puede disfrutar muy bien con los tigres corriendo al lado nuestro, quintuplicando mi peso y duplicando mi tamaño. Unas villas al otro lado de las montañas, templos templos y más templos. Peleas de Muay Thai donde el campeón peso pesado era un argentino buena onda a quien felicité luego de que le sacara cresta y media a su contrincante Tailandés. Zoológico, Bares, paseos por el barrio rojo (el Imperio Ladyboy) ,el night market con la mayor concentración de productos falsos en un mismo lugar y comidas, callejeras y de restorán.

Roots Rock & Reggae Bar, Con público de todas las edades otro hit.
En fin, pasarse 10 días en Chiang Mai da para sentirse un poco de la casa desde más o menos el 5to día en adelante. Ya recorrido todo lo turísticamente turisteable, queda empezar a repetir y disfrutar de lo que realmente gustó y empezar a reconocer caras y sabores, así es como terminé haciéndome fan del Roots Rock and Reggae, un bar de los buenos, con música en vivo religiosamente cada día (2 o 3 bandas por día) tragos baratos y buena onda pa tirar –y tomar-en baldes, llegamos a ese bar por recomendación de Astrid (nuestra amiga chileno/melbouriana que también andaba de paseo por estas tierras) y unimos al grupo a Edda (una colombiana/estadounidense muy buena onda que conocimos sentados nuestras respectivas motos, tomando un shake).

Pintor en esquina del barrio rojo
Nos quedamos en tres hostales durante los 10 días, la primera noche en el Chiang Inn del que nos echaron porque tenían la pieza reservada para quienes compraban los tours del hostal, luego en el Muang Thong, que quedaba en pleno centro y fue mi refugio en los días que Maca estuvo en el curso, era medio al lote pero estaba piola, a veces en la noche era un poco ruidoso porque algunos Ladyboys  del barrio (estaba a un par de cuadras del barrio rojo) ocupaban las piezas del primer piso como “oficina” y finalmente la última noche nos quedamos en un hostal sin nombre pero simpático, más alejado del centro y  menos ruidoso.
La gente en Chiang Mai es sencilla y simpática, cuesta entender y dimensionar el peso histórico de la ciudad, que más allá de los templos, identifica a sus habitantes como herederos de una tradición que se desplegó y logró tal vez uno de sus puntos más luminosos en estas mismas tierras, siete siglos atrás, nada menos. Hay recelo en los más locales, tal vez no miran tan simpáticos al recorrer los mercados de comida que están más afuera, los que no son para el turismo, donde no se habla inglés y el precio no se transforma a dólares, pero se dejan llevar y entre las fotos a las culebras y peces, a las carnes frescas sin refrigerar,  a los pescados, calamares y pulpos ahumados, poco a poco van bromeando, riéndose quizás de nosotros que nos sorprendemos y hacemos caras raras cuando te estiran un animal medio vivo, medio muerto, o cuando tiran a ofrecer un ají, a ver si la curiosidad mata al gato y mordemos uno hasta llorar de valientes.
Nos vamos de Chiang Mai con cosas nuevas, en la mochila va la pomada para los dolores preparada por la Maca (Hedonista y Curandera) y las recetas de Shampoos y medicinas naturales, el picor, a veces excesivo y otras en la medida justa, pero siempre presente, de la comida Tailandesa, la música del mundo en manos y voces Thai, en noches de buenas fiestas que sonaban familiares. Nos vamos además con el abrazo de despedida de una nueva amiga, uno de esos regalos que dejan los buenos viajes, una nueva compañera de aventuras, mi partner en las peleas de Muay Thai y en los paseos por la ciudad, la Edda, una grande.

A los monjes les gusta la gaseosa roja, les llegan cientos de vasitos al día. En otros países es Pepsi, y así. 

Monjes en trance de oración.
La Tigresa de Occidente con su nuevo amigo

Luego de un rato ya podíamos movernos sin temblar...

Ya entrando en confinza...

Baby Tiger

Con cara de juego...?

Las Amiguitas recorriendo templos

Un snack por ahí...


La profe del curso de hierbas medicinales enseñándole a la Maca.



Datos para el viajero:

*En la esquina de Moon Mueang Rd. con Ratmakka Rd. (por el lado de Moon Mueang Rd.)  se ponen desde las 4pm más o menos, dos carritos que convierten la vereda en un mini restorán de sopas y comidas Tai. Baratos y de los mejores de la ciudad, una sopa cuesta 20BTH y venden cervezas y jugos. Totalmente recomendado.
*Las motos se arriendan desde 120BTH por día, hay algunos que te pueden cobrar 250 o incluso más, pero no lo vale, sólo hay que recorrer un poco el barrio para encontrar más oferta. (Casi todos piden retener el pasaporte, aunque si no, se pueden dejar 2000BTH de seguro y te lo devuelven).
*Roots Rock Reggae Bar está en Si Phum Muean, en un pasajito interior donde hay varios bares más (quedense con este, lo vale). Pregunten y llegan facil.
*Blue Diamond es un restorán un poquito más caro, pero bueno bueno. para desayunos (brutales) y comidas, cierra cayendo la noche. Dirección Moon Moeang Soi 9 esquina con Moon Mueang Soi 7 Kor.


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