martes, 15 de enero de 2013

Langkawi y el comienzo de un buen año.


Luego de un largo viaje por carreteras y mares, en buses, micros y barcos de diversa calidad y precio, llegamos a la primera isla de todas las que visitaremos… Langkawi.
Este destino fue uno de los más estudiados en nuestra sesuda planificación en Australia y fue elegida para ser testigo de dos eventos marcadamente importantes en el acontecer mundial: El Año Nuevo 2013, señal contundente de que el mundo no se acabó; y el Año Nuestro, el segundo aniversario de esta pareja de enamorados aventureros autodenominados como Malditos Hedonistas.

Llegando a la isla conocimos a nuestra anfitriona (contactada por www.airbnb.com) quien, muy atenta, sostenía un cartelito que decía “Welcome, Macarena!”.
La anfitriona era Noorijah (Noori), la dueña de nuestro refugio tropical, guía turística, anfitriona y posteriormente una de las nuevas mejores amigas de Maca (A mi, desde el principio… no me pescó ni en bajada, cosas de la religión musulmana, pero todo en plan muy cordial).

La semana que se venía en Langkawi 
no iba a ser aprovechada a alto nivel sin movilización (la isla es grande y estábamos a 15min de algún pueblo). Nuestra cabañita, una joyita en medio de la selva con vista al mar y a las palmeras, rodeada de jardines y ardillas que intruseaban en las mañanas entre los árboles frutales, aire acondicionado funcionando impeque y una tele con la transmisión del equivalente Malayo al festival de la Sandía de Paine y la versión, también local de Marimar, con Thalía Thailandesa incluida, estaba aislada, así que aprovechando que mi negra anda con más aires de aventurera que nunca y que los precios malayos andan bastante bien (siempre pensando que venimos desde Australia, el más caro de los países caros), arrendamos una moto fiel y aperrada como nosotros, una sabia elección que aportó transporte muy económico (la bencina en Malasia está subsidiada por el estado y cuesta aprox. $200 pesos chilenos el litro, chupate esa mandarina), divertido y una carga de adrenalina no menor (Además de un renovado amor entre las motos y Maca).

Los intrépidos monos que bajan de la selva
Sin la scooter, por ejemplo, no habríamos podido tener contacto tan directo con decenas de monos buenos pa la foto en carreteras y caminos selváticos, sueño de la Maca desde los tiempos de Candi, la niña de las flores, que ha podido cumplir hasta el punto de ser amiga personal de algunos de estos especímenes hasta ahora.

Otro detalle no menor que estudiamos antes de llegar a la isla: La linda Langkawi es DutyFree por lo que una botellita de Gin bueno, unas montoneras de chocolates gringos (difíciles de encontrar en el resto de Malasia) y una caja de Tabacos Drum para el resto del verano nos costaron menos que un almuerzo en el McDonals de Melbourne.

Nuestros víveres hogareños
Bueno, qué decir, Langkawi es un paraisito hedonista, playas y selvas por doquier, gente (local y afuerina) irremediablemente buena onda y por supuesto, comidas malayas para todos los gustos y precios sin mermar en calidad, sabor y mano casera.

En nuestra travesía de pataches Langkawi fue generosa, aunque seguimos sin encontrar el desayuno dulce tan esperado por Maca (la gente, siempre buena onda, se rie harto cuando le preguntamos si la señorita puede comerse un Sticky Rice, o arroz con leche, al desayuno), encontramos diferentes picadas y pequeñas ferias que se ubican en distintos sectores de la isla cada noche (Los Night Markets, que aparecen destacados en los mapas gratis que regalan en el muelle), lo que además de ofrecer infinidad de comida (preferentemente frita y hecha al instante) invitan a recorrer diferentes locaciones no siempre playeras que tal vez de otro modo no serían punto de interés. En estos mercados los precios de los platos nunca pasan los 3 o 4 Ringgits (una luca) y son abundantes, es fácil encontrarse con Pollo Satay a la parrilla, Camarones fritos, brochetas y cosas raras que no sabría decir específicamente qué eran. Jugos, postres y frutas típicas también decoran los puestos, además de ropas, artesanías y lentes Rayban de todos los modelos imaginables. Hay una cosa que, sin embargo y al igual que en Australia, nos sigue costando encontrar en todos lados... servilletas. 

A falta de servilleta, buenos son los cartones...

En la playa de Patang Cenang, la más entretenida de las playas de la isla, donde nos vimos tomando agua de coco bajo una tormenta descomunal que no molestó en casi nada nuestra veraniega tarde y donde se pueden encontrar bares para todos los gustos, desde los pinta resort four seasons hasta los más hippies reggae bars donde los rastaman están esperándote con guitarra en mano en plan Redetion Song. Entre toda esta fauna de personajes encontramos un matrimonio malayo muy buena onda a orilla de playa con su camioneta, instalados vendiendo la que según ellos era la mejor sopa de camarón (Se autodenominaba la reina de la sopa de camarón, nada de cosas) que tenía el precio en relación al tamaño de los camarones que le ponían a la sopa: Chico, Mediano y Grande… Desde el Mediano hacia arriba, los camarones difícilmente lograban entrar en el plato. Cumplidora la autodenominada reina.

Patang Cenang
En la noche de año nuevo/aniversario también elegimos Patang Cenang y nuestro plan fue simple, rico y simbólico… Poco plan y mucho disfrute.

Encontramos un restorán un poco más pintoso que de costumbre para un patache de pescados y jaibas (El boliche se llamaba Islandish) y luego caminamos a la playa en busca de un lugar  para nosotros, ni tan arriba de la pelota como los gringos lolein, ni tan tatita como para no tener ni un poquito de música y bailar…

Entre todo esto, nos encontramos con estos globos/antorcha que se van al cielo mandando buenas intenciones y nos acordamos de la familia y los amigos, así que los metimos a todos ahí y se fueron volando con nuestros buenos deseos al cielo, en nuestro caso el intento fue exitoso, señal de buen augurio para nosotros, nuestra felicidad, nuestro hedonismo y el de todos los nuestros…
Tengo que reconocer eso si que, como pocas veces, me puse supersticioso, sobre todo al ver que varios de los globos no llegaban a elevarse y caían al agua, o se prendían y se quemaban completos cual versión a escala del Challenger en las manos de sus dueños quienes, con su cara de bajón y preocupación al ver que sus deseos se quemaban o hundían en el agua trataban de escabullirse para pasar el bajón. Todo esto más la presión popular del desconcierto y el lamento ante los fracasos me preocupó, pero ahí es donde se ve quién quiere y le pone color al asunto!  Y con la Maca teníamos demasiado cargado el globito de buenos deseos y buena gente como para que no subiera al cielo, así que nada, coraje y a volar, mientras hacíamos nuestro salud y nos alegrábamos en un abrazo de Feliz Año Nuestro y Feliz Año Nuevo
Nosotros disfrazados de Año Nuevo!

Cabe destacar la ida y la vuelta a la cabaña esa noche, la parejita y su moto en medio de la selva con la oscuridad más absoluta, sólo con la ampolletita minúscula de la aperradora Scooter… no contábamos con la ausencia de postes de luz justo donde los arboles crecen más alto y los monos cantan más fuerte, un trayecto de 25 minutos que ya se quisiera el Universal Studios de Singapur…

Partimos de Langkawi contentos, nuestra primera parada del 2013, nuestro último lugar en Malasia, un país con una historia muy interesante y aún muy bonito, con gente muy buena, como Noori, que en su abrazo emocionado con Maca (no conmigo, aunque sí con una mirada cariñosa) nos deseaba todo lo mejor y nos invitaba a recordarla, tal como ella nos iba a recordar... sus primeros huéspedes sudacas que le dieron a su primera amiga chilena.

Proxima parada, Koh Lanta.
Tailandia

T.



Maca y Noorijah
Night Market
Night Market
Night Market

Una de las ruidosas pero simpáticas ardillas de la vecindad.


Si!... es cierto! manejó la moto sola!

El tour de la fruta, no se aprende nada pero te vas con fotos así...


1 comentario:

  1. Creo que todos estos datos me serán útiles! Sigan poniéndole y disfrutando...ea ea ea!

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