Luego
de seis horas de vuelo y a 6000 km. desde Melbourne (JetStar airlines, vuelos
económicos a la usanza de Aerolíneas Argentinas de los noventa), aterrizamos en
Singapur. El país-ciudad de los negocios, el niñito rico del Sudeste Asiático y
nuestra puerta de entrada a un continente que (toco madera) nos va a llenar de
buenos momentos y de hedonismo por doquier.
El
viaje se nos hizo largo, quizás se nos olvidó que íbamos en un Low Cost, lo que
significó que no nos dieran ni un chicle pa comer en el avión y todo lo que
llevamos fue gomitas que compró la Maca, más que por el amor a la golosina, fue
porque eran con forma de koalas, canguros, kookaburra, dingos, y toda la fauna
australiana, que más encima no pudimos terminar de lo malas que estaban. Al final compramos un par de snacks y nos
consolamos con que ya llegaríamos a comer algo rico a los puestitos de la
calle.
Nuestra
llegada fue de lo más amable, el aeropuerto de Singapur es uno de los más modernos –según dicen- y lo
bueno de esto es que las colas son cortas y el trámite muy rápido. El tren a la
ciudad está conectado con el aeropuerto y desde ahí se hace todo muy fácil para
poder llegar al centro, donde nos esperaba nuestro primer hostal, el River City Inn.
El
Hostal está metido en un barrio de edificios pequeños y centros comerciales, en
la separación justa de Little China y Little India y justo antes de entrar al
barrio de los rascacielos brutales (que está a unas pocas cuadras, por lo que
se ven de telón en nuestras callecitas
de edificios de 5 pisos). Nos bajamos del tren siguiendo las instrucciones
dadas por la página del hostal paso a paso y con nuestras mochilas en la
espalda, mojados producto del calor húmedo y pegajoso, llegamos por fin al
cuarto piso, sin ascensor, por supuesto.
Luego
de saludarnos y pedirnos que nos quitáramos los zapatos (desafío sobrellevado
con éxito), el administrador nos recibió y la primera impresión del lugar nos
asustó un poco, sin embargo resultó ser un boliche limpio, llamativamente muy
limpio, ordenado y tranquilito, la pieza tiene 26 camas y no se sintió ni un
ruido, ideal para backpackers adulto-jovenes, aventureros pero con ganas de
buen trato.
La
estadía en Singapur iba a ser corta, los precios son los más similares a
Australia (aunque no tan caros, pero sí respecto de todo el resto del Sudeste
Asiático) y las atracciones son las más occidentales de toda esta parte del
Oriente, así que, y en vista de los
antecedentes, la hicimos corta y directa:
Un
shot cultural profundo y directo al país modernidad, dónde?... Universal
Studios Singapur, por supuesto.
Si
alguien fue alguna vez al Universal Studios de Orlando, sabrá de lo que se
trata, yo no lo sabía porque los parques de diversiones nunca han sido mi
fuerte ni una costumbre. Fui a Fantasilandia como a los 10 años y sería todo en
mi curriculum de montañas rusas (la de San Antonio, a los 8 años, prefiero no
incluirla porque se quedaba en pana a mitad del primer cerrito). El parque está
ambientado en 6 o 7 películas (de las
cuales sólo habíamos visto Jurassic Park y Madagascar), y todos los juegos van
de la mano con los temas, dos montañas rusas nivel suicidio y tecnología 4d en
películas y simuladores, un montón de dobles occidentales de famosos del cine
como la Marilyn Monroe (más narigona, pero con la mueca Monroe muy bien
estudiada) sacándose fotos con niños y sobre todo con los papás de los niños,
harto patio de comidas y mucha, muchísima, creo yo, demasiada gente.
Para
ponerme al día con mi infancia sin montañas rusas, lo primero que hicimos fue,
por supuesto, ir a la montaña nivel suicidio, que estaba ambientada en una
película de una guerra espacial entre dos bandos, entonces en vez de una, son
dos montañas rusas diferentes que se van cruzando y haciendo la idea de que van
a chocar a cada rato, como si no fuera suficiente con ir a 120km/hr colgado a
50 metros de altura dando vueltas como enfermo o candidato a la Nasa…
Luego
de una hora de fila (la hice corta, en otros juegos la fila es de 2 horas) la
inyección de un minuto y medio de adrenalina bruta me dejó envalentonado, así
que luego de un par de juegos más (y otro par de horas en las filas), me anoté
para la otra, que da las vueltas hacia el otro lado y en vez de tenerte sentado
en una silla, te lleva colgado de un arnés sin piso, desde arriba… es decir,
nivel suicidio colgado de la soga.
Uno
de los juegos que hicimos entre montaña y montaña fue un simulador de la película
Transformers, en el que (luego de una hora y media de fila) te suben a un
carrito (quedamos en primera fila, golazo) y te metes en la película cayendo de
edificios, peleando con robots, chocando camiones y recibiendo balazos, todo esto
en realidad 4D (efectos 3D más sensaciones corporales, viento, agua,
movimientos, etc.) la cosa esta tan bien hecha que tengo los dedos de la Maca
marcados en mi antebrazo en un oscuro color moretón.
En
resumen, la adrenalina de 20 años secretada en 3 minutos, los chinitos de la
montaña rusa aún tratando de entender qué significa conchesumadreeeeee!! y una disfonía
posterior importante. (pero mucha fila… mucha)
Luego
del paseo cargado a la raíz popular de la cultura Asiática, y antes de partir a
nuestro “primer” destino de largo aliento, Malasia, un paseo por la ciudad para
mirar el contraste puesto en uno de los ejemplos más plausibles tal vez del
mundo, pero de buena manera. La arquitectura de la ciudad es una locura, 500
años de distintos modelos puestos en una ciudad, desde templos hasta
rascacielos inteligentes, pasando por todos los departamentos masivos
sesenteros y ochenteros (Torres de San Borja, Dúplex y Escalímetros Carlos
Antúnez incluidos, pero en versión colorinche).
Dos
días, la escala en Singapur, el país más al sur del sudeste, La Ciudad de los
Leones, empezamos nuestro periplo por el otro lado del mundo, y hasta ahora la
cosa pinta bien, muy bien…
Nos
vamos a Malasia, partimos en Melaka (Sur-Este)y luego nos vamos a la isla de Langkawi
(Nor-Este).
Nos
vemos Hedonistas!
T.
creo que al leer, sentí algo de la adrenalina de las montañas rusas, por cierto lo que más llamó mi atención fue la foto del pelo corto! jajajajaj
ResponderEliminarun abrazo, y sigan pasándola bonito