miércoles, 4 de enero de 2012

El Vuelo...


Como todo vuelo largo, había que tomar precauciones que muchos nos recomendaron. Pastillas para dormir, trago largo, zapatos cómodos y calcetines, apoya-cuello inflable.

Algunas funcionaron... otras no tanto.

Partiendo el vuelo lo primero que comenta el capitan, junto con saludar y presentarse, es que ya es año nuevo y le desea felicidades a la gente, que a esas alturas ya llevaba 3 o 4 minutos de abrazos en la ansiosa espera del año nuevo en el aire, y comenta que si nos asomamos por las ventanas del ala derecha podremos ver los fuegos artificiales que están empezando en la ciudad de San Antonio!, cosa que me puso muy contento y que me motivó a realizar el esfuerzo descomunal de levantarme de mi asiento 20H que estaba un puesto hacia el centro del pasillo central (más al centro imposible) e intentar mirar entre las cabezas de las personas que ocupaban los pequeños circulitos buscando los fuegos artificiales de mi ciudad, sin pensar además que nuestra zona del avión además coincide con las no pequeñas alas del mismo aparato, por lo que la vista periférica ofrecía finalmente un ángulo dirigido al horizonte y a la cordillera, hacia abajo, prácticamente nada. Fue lindo de todos modos saber que pasamos por arriba de los fuegos de San Antonio en el momento indicado como era inicialmente el plan...


Daba buenos augurios...

La simpatica tripulante nos ofreció junto con la cena (cena: salmoncito cocido con puré en sobre, a la Maca le encanta el puré en sobre, yo prefiero el de papa con grumos, pero por gusto empató en nota medio buena) un espumante para festejar y luego un bajativo (Ballantines) para invitar al tuto, entre películas y juegos (individuales, en el respaldo del asiento de adelante) que daban para distraer la atención al calor sofocante que comenzaba a sentirse en la clase económica.



El sueño no supimos realmente cuánto duró, fue por supuesto a cabezasos, saltos y contorsiones buscando una posición, un movimiento que permitiera que las piernas ocuparan un lugar adecuado, sin fierros, sin chocarse, y con la posibilidad ocasional de poder estar completamente estiradas. Fue rudo.
El calor sofocante ya era a esa altura, una realidad sin pudor ni empacho.
La simpatica tripulante paseaba por el pasillo completamente oscuro (a excepción de las lucecitas en el piso que me recuerdan a los cines, aunque la asociación debiera ser al revés) con una bandeja y vasitos aguita cada media hora...



Luego, antes de llegar a Auckland, el primer desayuno del día (noche) y despiertos otra vez, ya estabamos a una hora de aterrizar, otra película, juegos por la pantallita y tierra firme. En Nueva Zelanda estaba nublado y con llovizna. Rico igual.


En el Aeropuerto de Auckland me tocó doble revisión... antidrogas y anti bombas...
La maca me regaló un pañuelo muy bonito y yo de chocho me lo puse en el cuello, y en inmigración (aunque algunos me dicen que no creen que sea esto) estoy seguro que les llamé la atención y pensaron, entre mi nuevo pañuelo y mi a esas horas muy desordenado pelo largo, "este turco weón trae bomba". Así que nada, aunque fue todo de una manera sorprendentemente simpática y risueña, me pasaron cuanto detector laser tenían, unas tres o cuatro veces... a la Maca y al resto de los pasajeros... niuna.


El vuelo de Auckland a Sydney duró más o menos 2 horas y media. Fue de día y la vista en algunos tramos era impresionantemente linda, ya que el tramo fue atravesando una tormenta y que fue quedando atrás y eso produjo una serie de contrastes bien luminosos (todo esto desde arriba de las nubes, donde el cielo es casi negro porque se está cerquita del espacio y el mar ocupa el color habitual del cielo modalidad "patitas en la tierra", se ve mucho más bonito que al leerlo, por supuesto).
El vuelo tuvo otro desayuno, waffles con banana y syrup, y café y duraznos al jugo y muffin de banana -por si todavía teníamos hambre- rico también, y la misma pantallita frente a los ojos, en el respaldo del asiento del pasajero siguiente, aunque la pantalla era de mejor resolución y los juegos más entrenidos, además, había una opción para leer una guía bastante intersante de Australia.
Dedo para arriba a Quantas Airlines.


La aduana australiana si bien fue lenta, fue mucho más una fila de supermercado que una aduana... la verdad de la milanesa fue que entre tanto chino, ni nos pes ca ron...


Por supuesto, al bajar del avión, el pañuelo de la maca se había ido rápidamente escondido al fondo de mi maletita de mano...

5 comentarios:

  1. Wena thomasin, rica experiencia, ojalá que las cosas por allá estén riquitas, a disfrutar y a cumplir objetivos se ha dicho, abrazos cordiales perro....

    MomentoCongas©

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  2. que buena idea! escriban siempre para seguir leyendo sus aventuras en tierras de noongar y yamajis (quienes gracias a la 'gracia' de los británicos se han hecho humo en las tierras del canguro), toquen el didgeridoo, miren los emus del firmamento y descubran por mi de que se trata el "alcheringa"...los adoro queridos míos!

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  3. Ahh! esa última soy yo, la Mari!!!!

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Te rro ris ta!!! yo siempre lo supe! jajaj que grande, cárvajal, sigan contando cómo les va. Espero que puedan encontrar casita rápido! besos y abrazos a los dos!
    no sé cómo se hace esto, pero soy Ramón, más conocido como Alvaro Ramón Ramoneda

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